Premoniciones perversas

Dos escritores y dos intuiciones increíbles: Morgan Robertson profetizando, con algunos detalles sombríamente exactos, el naufragio del Titanic; y Edgar Allan Poe anticipando, hasta con el nombre de la víctima, un acto de canibalismo que ocurriría 46 años después.
















El libro anticipatorio de Robertson, Su barco se llamó Titán y también era inglés.





El señor Morgan Robertson (1861 - 1915) fue un antiguo marino mercante norteamericano perteneciente a ese inmenso batallón de escritores de segunda fila que luchan penosamente por abrirse paso en la memoria de los lectores. En 1898 escribió ' Futilidad', una prescindible novelita de aventuras que cuenta la historia de un naufragio y las penurias de los sobrevivientes.
El desastre del RMS Titanic sucedió catorce años después. El mundo quedó paralizado por la muerte de mil quinientas personas y la derrota de aquel coloso que presumían insumergible. Entonces alguien recordó como en un sueño aquel libro, buscó en un estante y surgió el asombro, pues las coincidencias eran demasiadas para dejarlas pasar. El barco que Robertson invocó era un gran trasatlántico de eslora muy similar a la del auténtico Titanic. Como él, tenía tres hélices y dos mástiles. Los dos zarparon del puerto de Southampton y chocaron con un témpano de hielo en el mes de abril a cuatrocientas millas de la costa de Terranova. Los dos navegaban a toda máquina y equipaban el mínimo número de botes salvavidas exigido por la ley (20 en el libro, 22 en la realidad). Ambos, al fin, se hundieron y arrastraron en su descenso a más de mil personas. Pero lo más significativo fue, curiosamente una pequeña diferencia. Robertson había bautizado a su buque insumergible con el nombre de Titán. Sensato, mirando al fondo del infinito abismo de papel en blanco ¿creó el barco o simplemente lo presagió? ¿Profetizó sin saber lo que iba a pasar o - alternativa aún más fantástica - hizo real al Titanic con el rasgar de su pluma? Sus seis cuebiertas, los muebles de caoba, el lujoso reloj tallado que adornaba la gran escalera bajo la cúpula de cristal, su chimenea de mármol, la gran sala estilo Luis XV, ¿se volvieron sólidos mientras Morgan Robertson escribía su novela? Robertson fue hallado muerto en un hotel en New Jersey. Tenía 53 años y había ingerido, de modo casual, una dosis elevada de protiodide, un medicamento basado en el mercurio que en el siglo XIX se usaba mucho para el mal renal.

















Edgar Allan Poe: Escalofriante profecía de muerte y canibalismo.





El desastre colectivo del Titanic tiene algo de estadístico y su misma amplitud excede nuestro entendimiento. Podemos en cambio, abarcar la vida de un solo hombre y sentirnos más cercanos a él. La única novela que Edgar Allan Poe escribió ' Narración de Arthur Gordon Pym', es un apretado relato de desastres, naufragios y asesinatos en alta mar. En una terrible página, el protagonista y tres hombres sobreviven al hambre y la sed agarrados a los restos medio hundidos del bergantín Grampus. De pronto, el joven grumete Richard Parker se alza y propone echar a suertes la vida de los naúfragos. Quien pierda será devorado por sus compañeros. Celebran el sorteo y es el mismo Richard Parker el designado. Lo apuñalan, beben su sangre y arrojan manos, pies, cabeza y entrañas por la borda.
Los afortunados devoran los restos durante cuatro memorables días y viven. Cuarenta y seis años después, en 1884, La Yola Mignonnette naufraga a mil seiscientas millas de la costa de Cabo Verde y los cuatro miembros de la tripulación quedan a la deriva en un pequeño bote salvavidas. Pasa el tiempo y al final, sucede. Asesinan al grumete y sobreviven durante treinta y cinco días alimentándose de su cuerpo. El chico se llamaba - estaba escrito - Richard Parker. Es historia.


Copiado de la revista semanal: 'Hildebrandt en sus trece' Viernes 1 de octubre del 2010 . Año 1 . número 24